Deportes en los que las mujeres superan a los hombres

Deporte femenino frente a deporte masculino

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Se tiene constancia de la participación de mujeres y niñas en el deporte, la forma física y el ejercicio a lo largo de la historia. Sin embargo, los índices de participación y las actividades varían en función de la nación, la época, la geografía y la etapa de desarrollo económico. Aunque al principio se practicaban de manera informal, la era moderna de los deportes organizados no empezó a surgir ni para hombres ni para mujeres hasta finales de la era industrial.

Hasta aproximadamente 1870, las actividades femeninas tendían a ser informales y recreativas por naturaleza, carecían de códigos de reglas y hacían hincapié en la actividad física más que en la competición[1]. Hoy en día, el deporte femenino es más específico y se ha desarrollado tanto a nivel amateur como profesional en varios lugares del mundo, pero se encuentra principalmente en los países desarrollados donde se ha producido una organización consciente y una acumulación de riqueza. A mediados y finales del siglo XX aumentó la participación femenina en el deporte y la popularización de su práctica, sobre todo en su último cuarto. Muy pocos deportes organizados han sido inventados por mujeres. Deportes como el Newcomb ball, el netball, la gimnasia acrobática y el tumbling,[2] y posiblemente el stoolball, son algunos ejemplos. Ejemplos más recientes son el deporte BasKua de Pamela Frey en Argentina,[3][4][5] y el juego Crokicurl de Liz Wreford y Leanne Muir en Canadá.

¿Deben separarse los deportes por sexos?

En Australia y en el resto del mundo, los hombres tienen más probabilidades de aparecer en los medios de comunicación (tanto como jugadores como comentaristas). Dado que la cobertura de los medios de comunicación puede tener un efecto directo en la capacidad de un deporte para atraer patrocinio comercial, la falta de cobertura puede tener un impacto significativo en la sostenibilidad de las atletas, los deportes y las competiciones femeninas. La Revisión Intergeneracional del Deporte Australiano de 2017 puso de relieve que en Australia aproximadamente el 8% del patrocinio se dirige al deporte femenino y el 7% de la cobertura televisiva, por lo que la correlación parece bastante fuerte.El informe del Reino Unido “Women’s Sport: Say ‘Yes’ to Success” también destacó que, a pesar del creciente interés por el deporte femenino y la radiodifusión (más de la mitad de los aficionados al deporte declararon querer ver más deporte femenino en televisión), el deporte femenino atrajo el 0,4% del dinero de patrocinio declarado (septiembre de 2011-diciembre de 2013). El deporte masculino atrajo el 85,5% del total, y el resto se destinó a deportes mixtos.Una encuesta realizada en 2019 por Imagen entre profesionales de la televisión deportiva y el sector digital indicó que el 94% de ellos tenía previsto invertir más en contenidos deportivos femeninos, motivado por el interés comercial y las nuevas oportunidades de distribución digital. La mayor parte de este interés parece centrarse en las redes sociales y en la distribución directa al consumidor (por ejemplo, servicios de streaming), más que en los medios tradicionales de difusión o impresos.

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¿Por qué los deportes femeninos son menos populares que los masculinos?

La política de género y la ciencia nunca se han llevado muy bien. El sistema patriarcal se basaba -y en algunas culturas aún se basa- en la premisa de que las mujeres son más volubles, menos deliberativas y físicamente menos robustas que los hombres. Son creencias muy fáciles de sostener, al menos hasta que se las somete al menor escrutinio intelectual o a pruebas en el mundo real, momento en el que se desmoronan por completo. En la década de 1970, el guión se invirtió, y el pensamiento de moda fue que las diferencias de género son construcciones artificiales. Si a las niñas se les daban balones de fútbol o cohetes de juguete y a los niños muñecas o juguetes de princesas, jugarían perfectamente con ellos mientras nadie les dijera lo contrario.

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Pero esto también era mentira, como puede decir cualquier padre que haya criado a un niño y a una niña, y como confirman los científicos. Cuanto más se estudia la estructura del cerebro, la exposición prenatal a las hormonas, etc., más se confirma que los niños y las niñas nacen con comportamientos fundamentalmente diferentes. La cuestión se vuelve un poco más turbia cuando se trata de una de las grandes líneas divisorias entre los sexos: el deporte. Por un lado, tanto el interés como la participación en deportes organizados siguen siendo predominantemente masculinos. Por otro lado, cuando una cultura se esfuerza por igualar las oportunidades, la participación femenina aumenta espectacularmente. En 1972, antes de la promulgación del Título IX, la ley histórica que garantizaba la igualdad de género en las oportunidades educativas, sólo el 7% de los deportistas de secundaria eran chicas. Hoy son el 42%.

Las mujeres deportistas mejoran a los hombres

Las “Cinco Fabulosas” directoras deportivas supervisan los deportes en cinco de las ocho escuelas de la Conferencia Atlética del Medio Este. Son (de izquierda a derecha) Melody Webb, de la Universidad Estatal de Norfolk; Keshia Campbell, de la Universidad Estatal de Carolina del Sur; Dena Freeman-Patton, de la Universidad Estatal de Morgan; Tara Owens, de la Universidad de Maryland Eastern Shore; y Alecia Shields-Gadson, de la Universidad Estatal de Delaware.

Las han apodado las “Cinco Fabulosas”: cinco mujeres directoras de atletismo entre las ocho escuelas de la Conferencia Atlética del Medio Este. En todo el país, las mujeres representan el 24% de todos los puestos de director de atletismo, y solo el 15% en las universidades de la División I, a partir del año académico 2019-2020. “No voy a llamarnos atípicas”, dice Alecia Shields-Gadson, directora de atletismo de la Universidad Estatal de Delaware. “Vamos a ser el futuro, y creo que eso es lo que demuestra”.

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En las entrevistas con tres de las mujeres -así como con la comisionada de la conferencia, también una mujer- surgen patrones: Tara Owens, directora de atletismo de la Universidad de Maryland Eastern Shore, afirma: “Me siento tranquila y sé que tengo los años de experiencia y las herramientas para sentarme en la misma mesa. “Para los miembros de la MEAC, la conferencia ha dado en el clavo. La próxima frontera son las llamadas conferencias “Power Five”, donde el fútbol es el rey y sólo cinco de las 65 escuelas tienen directoras deportivas. Nuestra luz brilla ahora”, dice Shields-Gadson, “pero siempre hemos estado aquí”.

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