Beneficios cardiovasculares
El sistema inmunitario es el mecanismo de protección y defensa de nuestro organismo. Está formado por diferentes estructuras vitales cuya función es preservar y prevenir los agresores externos e internos causantes de enfermedades, como virus y bacterias. Una vez que el sistema inmunológico identifica a estos agentes, los destruye.Por ello, debemos llevar a cabo diferentes hábitos saludables para cuidar y fortalecer nuestro sistema inmunológico.
● La actividad física mantiene el sistema inmunitario en plena forma para combatir cualquier agente externo y reducir la probabilidad de contraer un resfriado, una gripe u otra patología.● El ejercicio provoca cambios en los anticuerpos y en los glóbulos blancos, lo que permite detectar más rápidamente los agentes patógenos.● El breve aumento de la temperatura corporal durante e inmediatamente después del ejercicio puede evitar el crecimiento bacteriano. Este aumento de la temperatura puede ayudar al cuerpo a combatir mejor una infección.
El ejercicio de intensidad moderada, en torno a 50-60 VO2máx, practicado de forma regular refuerza doblemente el sistema inmunitario. Por un lado, actúa directamente sobre las células inmunocompetentes a través de intermediarios químicos (hormonas, citoquinas, etc.) y también facilitando la circulación sanguínea para transportarlas por todo el cuerpo. Por otro lado, el sistema inmunitario se beneficia de las mejores condiciones de salud creadas como consecuencia de la actividad física realizada (disminución del grado de estrés psicológico, control de la obesidad, etc.) al igual que el corazón y otros órganos.Este fortalecimiento del sistema inmunitario protege nuestro organismo y mantiene nuestras defensas en plena forma.
Endorfinas del ejercicio
Por supuesto, a veces lo último que apetece es ponerse las zapatillas para salir a correr. Pero el simple hecho de mover más el cuerpo puede ser una poderosa herramienta para combatir las infecciones. ¿El truco? No todo el ejercicio es totalmente útil para el sistema inmunitario.
El estudio analizó el “ejercicio agudo”, es decir, de intensidad moderada a vigorosa y de menos de una hora de duración. (El estudio examinó principalmente caminar, lo que también podría significar un entrenamiento elíptico, una clase de spinning o incluso una carrera).
Como el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo y linfático al contraerse los músculos, también aumenta la circulación de las células inmunitarias, lo que hace que recorran el cuerpo a mayor velocidad y en mayor número, explica el Dr. Nieman. En concreto, el ejercicio ayuda a reclutar células inmunitarias altamente especializadas -como las células asesinas naturales y las células T- que encuentran agentes patógenos (como los virus) y los eliminan.
Aunque se obtiene una respuesta inmediata del sistema inmunitario cuando se hace ejercicio, con el tiempo desaparece, a menos que se siga haciendo ejercicio de forma constante. “Si al día siguiente haces 45 minutos de ejercicio, todo vuelve a ocurrir”, explica el Dr. Nieman. “Todo se acumula con el paso del tiempo”.
Alcohol y sistema inmunitario
El ejercicio es una de las mejores formas de reforzar la inmunidad y la respuesta inmunitaria. Estos ejercicios están hechos para desintoxicar el sistema linfático y dar a su cuerpo la energía necesaria para luchar contra los millones de gérmenes que le rodean cada día. Desde el ejercicio moderado hasta el ejercicio de alta intensidad, cualquier cosa que le ponga en movimiento beneficiará a su sistema inmunitario.
Como recordatorio, todo ejercicio es eficaz con moderación. Empiece despacio y aumente la intensidad a medida que se fortalezca y busque actividades más exigentes. He aquí cuatro ejercicios que reforzarán su sistema inmunitario para combatir las infecciones:
Si eres de los que nunca ha entendido el concepto de levantar pesas, es mucho más que una forma de fortalecer los brazos. El levantamiento de pesas y el entrenamiento de fuerza estimulan el cuerpo de una forma que no lo hace de forma natural, lo que aumenta el flujo sanguíneo en todo el cuerpo y alivia el estrés. La intensidad añadida del entrenamiento de fuerza tiene un efecto significativo en el sistema inmunitario.
Un breve paseo de la misma duración que la pausa del almuerzo es suficiente para que el sistema inmunitario funcione como debe. Un estudio realizó un seguimiento de 1.000 adultos durante la temporada de gripe, y los que caminaron entre 30 y 45 minutos al día tuvieron un 43% menos de días de baja que los que no lo hicieron. Programe un paseo a paso ligero al menos cinco veces a la semana durante 30 minutos para aprovechar realmente los beneficios de caminar.
Apoyo inmunitario
Es bien sabido que el ejercicio es bueno para la salud física y mental en general, y que la mayoría de nosotros deberíamos practicarlo más. Pero si te inclinas más por el teleadicto que por el maratoniano, puede que necesites un poco más de motivación para atarte las zapatillas. Después de todo, puede que todavía no nos sintamos cómodos yendo a los gimnasios que han vuelto a abrir. Y en muchas partes del país, las temperaturas gélidas y las carreteras nevadas hacen que salir a correr sea poco apetecible. Pero, ¿y si el ejercicio tuviera un beneficio adicional, menos conocido, para animarte a moverte, el poder de ayudar a añadir resistencia extra a tu sistema inmunitario?
“La actividad regular de intensidad moderada mejora la función inmunitaria a través de una serie de mecanismos”, afirma el Dr. Sean Heffron, de la Facultad de Medicina Langone de la NYU, que se centra en la importancia de la actividad física en su consulta de cardiología preventiva.
Explica que moverse puede ser beneficioso tanto a corto como a largo plazo. “Las contracciones musculares provocan la liberación de citoquinas (así como mioquinas) que actúan regulando la actividad de las células inmunitarias. La liberación de catecolaminas también estimula el “despliegue” de linfocitos (glóbulos blancos que son uno de los principales tipos de células inmunitarias) a los tejidos periféricos para su vigilancia. Esto ocurre con cada sesión de ejercicio”. Parece un razonamiento sensato para incluir la sesión de sudor en tu agenda diaria.